sábado

Conversación entre pasajero y operadora Spanair




Esto es una conversación real que se mantuvo en la tarde de ayer:




El teléfono repica varias veces antes de que lo levante una operadora de Spanair. El pasajero comienza con tono tranquilo. No hay que desesperar.

-Señorita, me acabo de enterar por la prensa digital que Spanair va a suspender los vuelos. ¿Es así?

-Sí, señor.

-Tengo vuelo de regreso a Madrid para el próximo domingo. ¿Me garantiza que puedo viajar?

-No. 

-Supongo que podrá darme una solución.

-Temo que no. No tenemos información.

-¿Saben cuándo suspenden los vuelos?

-No nos han dicho nada pero puede ser ahora mismo.

-¿Y cómo regreso a Madrid? Tengo que estar allí el domingo.

-No le puedo responder, señor. No sabemos nada. La compañía no nos ha dicho nada.

-Escuche, señorita: usted tiene que saber qué van a hacer con los pasajeros.

-No lo sé.

-Póngase en mi lugar: voy a perder el vuelo.

-Señor, usted va a perder el vuelo pero yo voy a perder mi trabajo. Eso es lo único que sé.

-Aunque pierda su trabajo, tiene que responder hasta el último minuto y ocuparse de los pasajeros como yo.

-Yo solo pienso ahora en mi trabajo.

-Me recuerda usted al capitán Schetino, el del Costa Concordia: los pasajeros, los últimos, ¿no? 

-Señor, voy a colgarle.

Esta conversación la tuvo el viernes por la tarde un pasajero de Spanair que había aterrizado un día antes en el aeropuerto de Las Palmas. La telefonista de Spanair es una de las 2.000 personas que se irán a la calle. La empresa se ha quedado sin dinero.

Obviamente, este caso no fue el único. Los teléfonos saltaban en Aena, en Barajas, en los aeropuertos. Muchos pasajeros comenzaban a desesperar. En Aena, como pudo comprobar lainformacion.com, se limitaban a dar los teléfonos de Spanair… o de otras compañías donde conseguir vuelos. En Ryanair, una voz rápida como una metralleta, explicaba el coste de la llamada para a continuación decir: “Las oficinas de Ryanair está cerradas en este momento”. Pero por internet anunciaban tarifas a 49 euros. 

En Iberia, las telefonistas daban las tarifas: 300 euros por asiento incluyendo las tarifas. Air Europa todavía ofrecía asientos por 80 euros (107 euros con tasas) a las siete de la tarde. 

Una empleada de la agencia Viajes Insular en la calle Luis Morote expide billetes a una pareja que tiene que volver a Madrid. La pareja confiesa que se acaban de enterar y que corrieron a una agencia para asegurar el vuelo. La empleada enumera una lista de vuelos y sus horarios. La pareja adelanta su regreso un día, por si las moscas. “¿Quieren la tarjeta de embarque?”, pregunta la empleada. “Así nadie les podrá quitar el asiento con la excusa del overbooking o incidencias de última hora”. Los clientes respiran tranquilos y pagan el billete que no saben si les indemnizarán.

La agencia de viajes de El Corte Inglés en la calle Tomás Miller está tratando de localizar a todos los pasajeros de Spanair que han reservado vuelo con esa empresa. Algunos preguntan si van a recuperar el dinero. La empleada mueve la cabeza negativamente. Luego pregunta a una colega que está sentada unos metros más allá cómo se llamaba aquella compañía que quebró. “Air Madrid”, grita la otra. 

“Pues los pasajeros de Air Madrid todavía están esperando que les indemnicen”, dice la empleada a la pareja. Habla la terrible voz de su experiencia. “Es Spanair quien le tiene que indemnizar”. La empleada mira su monitor y dicta en voz alta los vuelos que aun cuentan con asientos libres. Aún no son las siete de la tarde en Canarias. “Air Europa, Iberia, RyanAir…”.

Mucha gente no sabe lo que está pasando. Cuando llegue la hora de los informativos, a las nueve de la noche, puede desatarse el caos. Y este fin de semana, los últimos de la fila intentarán tomar los aeropuertos y asegurar sus vuelos a toda cosa. Imposible: la compañía ya ha suspendido los vuelos. Aena y Fomento prometen recolocarlos. Es posible que logren hacerlo en los vuelos menos solicitados. Pero Canarias no está entre ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario